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CASA SOLARES


Instalar sistemas para lograr energía solar en un hogar o edificio es una opción que ha ido ganando cada vez más lugar en los últimos años, a la vez que produce importantes beneficios tanto para los usuarios como para el medio ambiente. En esta nota, la arquitecta Verónica Gerszkowicz y el ingeniero Jose Daniel Gomez nos explican cómo funcionan éstos métodos y cuáles son las opciones.
Si lo trasladamos a un proceso natural conocido por la mayoría de las personas, podemos afirmar que la forma en que el sol calienta al planeta es el modelo básico gracias al cual funciona la casa solar: el calor se irradia desde el sol y calienta la superficie del planeta, manteniéndose cerca de las capas de la atmósfera y siendo almacenada en la tierra y las masas de agua.
En una casa solar, estos cuatro principios (la radiación, la retención, almacenamiento y distribución) están en el trabajo. Una estructura calentada por el sol absorbe y recoge su energía, conservando el calor debido a sus propiedades aislantes y también porque ninguna de las aberturas están cubiertas con vidrio, cortinas o persianas térmicas.
Los métodos de calentamiento solar de la casa pueden ser pasivos o activos. Con un sistema solar pasivo, el sol calienta el interior directamente a través de ventanas o un “sunspace”. La estructura del edificio, entonces, está diseñada para almacenar el calor y que éste sea liberado por la noche o en días nublados. A menudo, el movimiento térmico natural -convección, conducción y radiación- es todo lo que es necesario para hacer circular el calor (una palabra de advertencia: necesitará algún método de estructuras de sombra, como sunspaces durante los meses de verano en climas cálidos).
En Argentina, se pueden usar estos sistemas combinados en viviendas unifamiliares con buena orientación -no como único método ya que el clima es templado- y así lograr ahorrar muchísima energía.
Por otro lado, también existe el método de calentamiento solar activo. El mismo se basa más en los componentes mecánicos -como por ejemplo paneles solares-, que absorben el calor del sol y permiten almacenarlo en tanques de agua, camas de piedra, o similar. En estos casos se requiere de tuberías y conductos para distribuir el calor con la ayuda de ventiladores, bombas y válvulas.
Teniendo en cuenta las dos opciones, existen una serie de ventajas utilizando sistemas solares pasivos: requieren poco o ningún mantenimiento dado que no hay piezas mecánicas y además el costo de instalación inicial y los gastos de funcionamiento también son bajos y por lo tanto la inversión se recupera en un tiempo relativamente corto.
Muy a menudo, si usted está construyendo una casa nueva, o incluso la remodelación de una ya existente, es posible incorporar la base de calefacción solar pasiva y con ello reducir el tamaño y costo del sistema convencional. Por último, es preciso considerar que, dependiendo del clima, puede ser necesario combinar los sistemas pasivos y activos, a fin de lograr una efectiva y flexible de calefacción y refrigeración.

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